
En un mundo laboral altamente competitivo, la capacitación de los empleados es un factor fundamental para el crecimiento de las empresas mexicanas. Invertir en el desarrollo de habilidades y conocimientos del personal no solo mejora el desempeño individual, sino que también fortalece la posición de la empresa en el mercado.
Por ello, los expertos aseguran que la capacitación se ha convertido en una estrategia empresarial inteligente y rentable. Según un estudio de la Universidad de Harvard, las empresas que invierten en la formación y desarrollo de su personal obtienen un 24 % más de ganancias por empleado, ya que los trabajadores capacitados son más productivos.
Además, un estudio de la Asociación Americana de Formación y Desarrollo ha demostrado que, por cada dólar invertido en capacitación, las empresas pueden obtener un retorno de hasta 4.53 dólares en términos de aumento de la productividad de los empleados.
Esto se debe a que los programas de formación bien estructurados impactan positivamente en la calidad del trabajo realizado, reduciendo errores y aumentando la eficiencia.
De igual forma, la capacitación es clave para atraer a los mejores profesionales y mantenerlos comprometidos y motivados a largo plazo. De hecho, el 94 % de los empleados afirma que permanecería más tiempo en una empresa si esta invierte en su desarrollo profesional, según una encuesta realizada por LinkedIn.
Esto favorece la retención de talento, reduce el ausentismo y evita la rotación de personal, lo que se traduce en ahorros significativos en costos de reclutamiento y entrenamiento de nuevos empleados.
Otro beneficio es que los empleados capacitados cuentan con las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar su trabajo de manera más efectiva, lo que también fomenta la innovación y la capacidad de adaptación a nuevas tecnologías, mercados o tendencias, haciendo a los negocios más competitivos.
¿Cuál es el panorama de la capacitación empresarial en México?
Un estudio reciente de IDC Latin America señala que, en México, el 45 % de las empresas grandes y medianas han implementado programas formales de capacitación.
Un ejemplo notable es el de Grupo Bimbo, reconocido por sus programas de desarrollo y capacitación continua. Esta empresa no solo ofrece formación técnica específica, sino que también se enfoca en el desarrollo de habilidades blandas y liderazgo.
Otro caso es el de CEMEX, que ha implementado programas de aprendizaje tanto digital como presencial para sus empleados, asegurando así su adaptabilidad y competitividad en un mercado global.
Sin embargo, la capacitación es significativamente menor en las pequeñas empresas, donde solo el 25 % ofrece algún programa de desarrollo para su personal.
Esta disparidad puede atribuirse a diversos factores, como el desconocimiento de los beneficios de la capacitación, el temor a perder a los empleados después de formarlos, la percepción de que la capacitación tecnológica no es una prioridad inmediata, así como limitaciones presupuestarias y la falta de infraestructura o de un departamento de capital humano.
En Estados Unidos, las empresas invierten en promedio 91 mil millones de dólares anuales en capacitación, lo que equivale a más de 1,000 dólares por empleado. En contraste, en México, el 42 % de las empresas destina solo 1,802 pesos anuales por trabajador, y apenas el 10 % invierte más de 2,638 pesos al año por persona.
Los expertos sugieren que el presupuesto de capacitación debe representar entre el 2 % y el 5 % del presupuesto total de salarios de la empresa. No obstante, es fundamental comprender que incluso las pequeñas inversiones en capacitación pueden generar un impacto significativo en la productividad y competitividad de una organización.
Además de los cursos internos, es posible establecer alianzas con instituciones educativas y plataformas de aprendizaje en línea, lo que permite a los empleados capacitarse a su propio ritmo, facilitando la conciliación con sus horarios y responsabilidades.
Aún existen desafíos importantes que superar. Uno de ellos es la falta de incentivos para las empresas, que a menudo ven la capacitación como un gasto en lugar de una inversión. Sin embargo, lo esencial es dar el primer paso.
Implementar un programa de aprendizaje continuo efectivo requiere un enfoque estratégico y personalizado, que incluya la evaluación de necesidades, la definición de objetivos claros y un monitoreo constante para medir los resultados.
Si el problema es la falta de capital, no te preocupes. En Financiera Cualli, tenemos una solución que se ajusta a tus necesidades. Contáctanos para una asesoría personalizada.
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