Los beneficios de la inclusión laboral en las empresas mexicanas

La inclusión laboral en México ha cobrado fuerza en las últimas décadas, impulsada por movimientos sociales y una creciente conciencia sobre los beneficios tangibles de contar con entornos laborales diversos. 

 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la inclusión laboral como el proceso que elimina barreras y crea condiciones para que todas las personas puedan participar plenamente en el mercado de trabajo.

 

Promover la equidad en el acceso al empleo no solo mejora la distribución del ingreso y la calidad de vida, sino que también fortalece la cohesión social y reduce desigualdades estructurales. 

 

En este contexto, las empresas juegan un papel clave y apostar por la inclusión laboral es una estrategia rentable, ya que las compañías que lo hacen reportan ventajas en tres grandes dimensiones: económica, reputacional y operativa, contribuyendo así a la justicia social y al desarrollo económico.

 

Beneficios económicos

 

Integrar a personas de grupos históricamente excluidos, como personas con discapacidad o adultos mayores, puede generar importantes ventajas fiscales. 

 

Por ejemplo, el Artículo 186 de la Ley del Impuesto sobre la Renta permite a los empleadores deducir el 25% del salario efectivamente pagado a estos trabajadores, siempre y cuando se cuente con la documentación adecuada, como el certificado de discapacidad expedido por el IMSS.

 

Además, en diversas entidades del país existen estímulos adicionales en impuestos sobre nómina para quienes contraten personas mayores de 65 años o con discapacidad.

 

Más allá de los incentivos fiscales, la inclusión laboral también mejora la productividad y reduce la rotación de personal. Las personas que se sienten valoradas tienden a permanecer en sus empleos, generando ahorros en costos de capacitación y reclutamiento. 

 

Según la firma Deloitte, los equipos diversos registran un 30% más de productividad y un 22% menos de rotación.

 

 

Beneficios reputacionales

 

Hoy en día, la reputación corporativa es un activo invaluable. Las empresas que adoptan prácticas inclusivas fortalecen su imagen ante clientes, inversionistas y colaboradores. 

 

Una encuesta de Nielsen revela que el 66% de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos y servicios de empresas comprometidas con la responsabilidad social.

 

Además, cumplir con criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) facilita el acceso a financiamiento, especialmente en mercados internacionales que valoran cada vez más la sostenibilidad y la inclusión.

 

Beneficios operativos

 

Los equipos diversos fomenta la creatividad y la innovación. De acuerdo con McKinsey & Company, las empresas con mayor diversidad étnica y de género tienen un 35% más de probabilidades de superar a sus competidores, en términos de rentabilidad.

 

Estos grupos de trabajo abordan los desafíos desde múltiples perspectivas, lo que da lugar a soluciones más completas y efectivas. Además, la inclusión fortalece el clima organizacional, reduce los conflictos internos y mejora la capacidad de adaptación a entornos multiculturales, ampliando el alcance del negocio.

 

¿Cómo avanzar hacia la inclusión laboral?

 

A continuación, se presentan algunas acciones clave que las empresas pueden implementar para fomentar una cultura inclusiva:

 

  • Programas de mentoría: Apoyan la integración y desarrollo profesional de empleados de grupos vulnerables.

  • Diagnóstico organizacional: Permite identificar sesgos y vacíos en las políticas internas.

  • Políticas claras: Definir un código de conducta y una política de diversidad con mecanismos accesibles de denuncia.

  • Reclutamiento inclusivo: Modificar las descripciones de puesto y capacitar a los reclutadores.

  • Accesibilidad física y digital: Asegurar que las instalaciones y plataformas sean inclusivas para personas con discapacidad.

  • Capacitación continua: Ofrecer talleres y cursos sobre diversidad, equidad y derechos humanos.

  • Monitoreo y evaluación: Establecer indicadores claros para medir el avance de la inclusión.

 

Un compromiso compartido

 

La inclusión de personas con discapacidad y otros grupos vulnerables sigue siendo un desafío en México, pero también una gran oportunidad. Su implementación requiere del trabajo coordinado entre el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales.

 

A pesar de los avances, aún hay mucho por hacer para garantizar la igualdad de oportunidades. Invertir en políticas inclusivas, adaptar la infraestructura, promover la educación y sensibilizar a la sociedad son pasos indispensables hacia un país más equitativo.

 

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