
Durante décadas, el modelo económico dominante fue lineal: extraer, producir, consumir y desechar. Aunque rentable en el corto plazo, este enfoque ha resultado devastador para el medio ambiente. El agotamiento de recursos, el aumento de residuos y la creciente presión regulatoria están obligando a gobiernos y empresas a replantear el sistema.
La economía circular propone romper con esa lógica. Su objetivo es diseñar productos, procesos y servicios donde cada material se reutiliza, recicla o transforma, generando un ciclo continuo de valor con el menor impacto ambiental posible.
A través de este modelo, empresas de todos los tamaños están descubriendo nuevas formas de crecer, reduciendo costos y fortaleciendo su reputación. En otras palabras, la sostenibilidad ya no es solo una causa ambiental: es una ventaja competitiva.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las compañías que no se adapten corren el riesgo de quedar rezagadas en mercados cada vez más estrictos.
Modelos de negocio sostenibles, resilientes y rentables
La extracción de materias primas para la fabricación de bienes ha hecho que América Latina, y en particular México, sean altamente vulnerables al cambio climático. Según la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los costos por pérdidas y daños derivados de fenómenos hidrometeorológicos se han cuadruplicado desde 1980, ya que la recuperación económica en las zonas afectadas es cada vez más lenta.
Ante estos desafíos, la economía circular se presenta como un marco de soluciones que responde al deterioro ambiental, la pérdida de biodiversidad, los residuos y la contaminación.
La Fundación Ellen MacArthur, una de las instituciones precursoras de la economía circular a nivel mundial, lo resume así:
“La transición hacia una economía circular implica desvincular la actividad económica del consumo de recursos finitos. Esto representa un cambio sistémico que genera resiliencia a largo plazo, oportunidades comerciales y beneficios sociales y ambientales”.
¿Qué beneficios ofrece a las empresas?
Las compañías que adoptan este modelo están mejor posicionadas para aumentar ingresos, reducir costos, innovar y fortalecer su reputación. A continuación, se presentan algunos de los beneficios más relevantes:
1. Reducción de costos
Al reutilizar materiales y componentes que aún tienen valor, se prolonga su ciclo de vida. Esto permite optimizar procesos, reducir el consumo de energía y agua, así como la generación de residuos.
2. Acceso a nuevos mercados y diferenciación
La circularidad abre puertas a mercados más exigentes, tanto en México como en el exterior. Los consumidores valoran cada vez más las marcas sostenibles, y los gobiernos ya integran criterios ambientales en sus compras públicas.
Además, las empresas alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están mejor posicionadas para cumplir regulaciones internacionales y pueden acceder antes que su competencia a incentivos fiscales y programas de apoyo.
3. Atracción de inversión y financiamiento sostenible
En un entorno financiero donde los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) son clave, las empresas circulares tienen acceso a bonos verdes, fondos de impacto o programas especiales de financiamiento.
Instituciones financieras públicas como Nafin, Banobras y organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya operan líneas específicas para proyectos verdes y circulares en México.
4. Estímulo a la innovación
Adoptar un modelo circular no significa solo reciclar, sino rediseñar productos y procesos para hacerlos más eficientes. Esto impulsa la creación de nuevos materiales biodegradables, reciclables o compostables; modelos de negocio innovadores como la electromovilidad o la economía del reacondicionamiento y servicios complementarios que fidelizan al cliente.
5. Mayor resiliencia frente a crisis
Las empresas circulares dependen menos de las cadenas de suministro globales y aprovechan recursos locales o reciclados. Esto las hace más resistentes ante disrupciones como pandemias, conflictos geopolíticos o crisis ambientales.
Impulso local con impacto nacional
En México, la economía circular es una oportunidad estratégica para reforzar la competitividad de la producción nacional, promover la diversificación económica con mayor valor agregado y desarrollar capacidades en micro, pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas lideradas por mujeres, jóvenes o comunidades indígenas.
De acuerdo con la consultora Accenture, la economía circular representa una oportunidad económica de 4.5 billones de dólares a nivel global para 2030. Además, el Banco Mundial señala que, en los próximos 10 años, los sectores circulares podrían generar millones de empleos verdes, lo que reduce desigualdades e impulsa la innovación tecnológica con un enfoque inclusivo y sostenible.
Invertir en circularidad ya no es una opción futura, sino una necesidad presente. Las empresas mexicanas que transformen sus modelos productivos bajo esta lógica no solo reducirán su huella ambiental, sino que también se volverán más competitivas, innovadoras y resilientes.
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