Por: Daniel Padilla
Hoy en día, el sector financiero no sólo tiene el compromiso de ser eficiente, sino también de adoptar prácticas responsables con el planeta y la sociedad, basadas en los tres criterios pilares de la sostenibilidad: Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG).
A través de dichos criterios se evalúan operaciones y estrategias para conocer el impacto más allá del rendimiento económico, lo que permite a las entidades financieras mejorar su imagen y credibilidad, así como alinearse a las expectativas de inversores y clientes.
· Ambientales. Este aspecto mide el impacto al medio ambiente, por lo que incluye algunos aspectos como la gestión de residuos, eficiencia energética, emisión de carbono y el uso de recursos naturales. En el sector financiero, las inversiones en empresas con prácticas ambientales responsables se consideran menos riesgosas a largo plazo, debido a la creciente regulación y la demanda de sostenibilidad.
· Sociales. Estos criterios están directamente relacionados con los derechos humanos y evalúan de qué manera la empresa se relaciona con empleados, proveedores, clientes y comunidades. Incluye aspectos como los derechos laborales, la equidad y la inclusión, las condiciones de trabajo, y el impacto social de las operaciones. Las instituciones financieras consideran estos factores para mitigar riesgos relacionados con la reputación y el cumplimiento de normativas.
· Gobernanza. Hace referencia a la estructura y buen gobierno de una empresa, tomando en cuenta la ética empresarial, transparencia, toma de decisiones y combate a la corrupción. Las buenas prácticas de gobernanza son vistas como indicativos de una gestión empresarial sólida y confiable.
Desde 2004 comenzaron a incorporarse los principios ASG a la agenda mundial de mercados, con la intención de atender las demandas globales para crear un mundo mejor para las futuras generaciones.
En México, hay instituciones pioneras en esta área, tales como el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera y Sostenibilidad (CINIF), que promueve estos nuevos criterios en la toma de decisiones y la gestión de riesgos, para garantizar un funcionamiento ético y con responsabilidad social.
Es importante destacar que, además de asegurar el cumplimiento con las crecientes demandas regulatorias en materia de sostenibilidad, integrar los criterios ASG permite a las instituciones financieras atraer nuevos clientes y/o socios que le apuestan a un futuro económico más resiliente.
Para ello, es relevante tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Estrategia de inversión. Las instituciones financieras pueden integrar los criterios ASG en sus estrategias de inversión para identificar, seleccionar y evaluar oportunidades que no sólo ofrezcan rendimientos financieros, sino que también sean sostenibles y responsables.
Gestión de riesgos. Evaluar los riesgos es una parte esencial y los riesgos asociados con problemas ambientales, sociales o de gobernanza pueden tener un impacto significativo en el valor de las inversiones y la estabilidad financiera a largo plazo.
Cumplimiento Regulatorio. A nivel global, los marcos regulatorios están evolucionando para exigir una mayor divulgación de riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad. En México, la adopción de prácticas financieras sostenibles puede ayudar a las empresas y entidades a evitar sanciones y aprovechar incentivos.
Educación y conciencia. Promover las finanzas sostenibles también implica educar a inversionistas, empresas y el público en general sobre la importancia de la sostenibilidad y cómo las decisiones financieras pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.
Demanda creciente. Cada vez más inversores están buscando oportunidades que alineen sus carteras con sus valores en términos de sostenibilidad. El desarrollo de un mercado de finanzas sostenibles en México puede satisfacer esta demanda creciente y posicionar al país como un líder en la región en la promoción de prácticas financieras responsables.
El impulso a las finanzas sostenibles produce importantes beneficios económicos, ya que contribuye a la economía nacional, al generar nuevas oportunidades y crear empleos; se atrae inversión extranjera directa y se fomenta la innovación en el sector privado.
México tiene acceso a una variedad de fondos y financiamientos internacionales dedicados a proyectos sostenibles, pero también existen financieras socialmente responsables capaces de impulsar proyectos de este tipo.
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